Héroes y heroínas en discreto silencio,
hoy, entre garras invisibles conviviendo,
diligentes día a día en su trabajo,
que desempeñan con ilusión y esmero.
Docentes, noche y día,
sin horario en su jornada.
Docentes que enseñan, miman, cuidan, aconsejan...
que abrazan con la mirada
y con la sonrisa, besan.
Docentes que escriben palabras
en los folios de almas pequeñas
y colorean sueños y anhelos
entre algarabías, risas y juegos.
Vidas que velan vidas,
que las guardan, protegen y hasta consuelan,
ángeles cotidianos, de carne y hueso,
aunque haya quien esto aún no entienda.
Con toda mi admiración y mi más profundo respeto.
De nuestra compañera Mari Ángeles Lamolda Rodero
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